Los limpiadores de metales que se encuentran en las tiendas contienen ingredientes tóxicos y corrosivos muy potentes como el ácido sulfúrico. Sin embargo, hay alternativas naturales muy eficaces.
La mayoría de los objetos de metal pueden tratarse con un simple paño humedecido en vinagre puro. Si son llaves, herramientas u otros elementos de hierro oxidados mejor dejarlos un día sumergidos en refresco de cola, que eliminará todo resto de oxidación. Otro elemento útil para eliminar manchas de cualquier tipo de metates es el bicarbonato. En este caso debe llenarse una taza con unos cinco dedos de agua, añadir una cucharada de sal y otra de bicarbonato y ponerlo a hervir. Cuando esté en ebullición, colocamos los objetos de metal y los dejamos hervir cinco minutos. Luego se retiran, enjuagan y secan. Es un método ideal para limpiar cubiertos y utensilios de cocina. Como Hacerlo Cobre. Las piezas de cobre se limpian frotándolas con una cebolla cortada por la mitad o con medio limón untado en sal de mesa. Frotaremos la pieza dando vueltas alrededor de la zona manchada con la cebolla o bien con el limón. Latón. Para los objetos de latón, lo mejor es hacer una pasta mezclando a partes iguales limón y sal o vinagre y bicarbonato, y con ella repasar a fondo la superficie. Bronce. Si está muy sucio hay que frotarlo con una solución espesa de zumo de limón, agua amoniaco. Se aplica con un trapo o un pincel (si la superficie es muy irregular) y se friega con insistencia. Luego se aclara con agua, se seca y se repasa con un paño mojado en alcohol de quemar. Para abrillantado, se frota con un paño empapado en zumo de limón. Estaño. Los objetos de estaño hay que limpiarlos primero con un paño humedecido en nafta y repasarlos juego con otro mojado en cerveza. Oro. Las joyas de oro recuperarán todo su brillo si se limpian con el zumo de una cebolla. Hay que permitir que el líquido actúe durante unas horas antes de abrillantar. Plata. Para conservarla, el limpiador más eficaz es la pasta de dientes. Basta aplicar un poco en un trapo y frotar el objeto para que recupere su brillo. No hay que abusar de este limpiador porque se desgastará el metal. También se puede limpiar con la parte interior de la piel de papa cruda. Cromados. Para los objetos cromados que han perdido brillo debe utilizarse vaselina. Se repasan con un paño de lana y a continuación se lavan con agua caliente y se abrillantan hasta secarlos. Si los cromados están muy sucios, hay la posibilidad de preparar una pasta de bicarbonato y alcohol, que se aplica sobre la zona que va a limpiarse. Una vez seca se frota con un paño para eliminar el producto y se saca brillo.