CURACIÓN POR EL ESPÍRITU SANTO
La Divina Madre Kundalini es el objeto central de toda sadhana. Cuando uno está haciendo estas prácticas, está en perfecta concentración, en oración, suplicándole, rogándole a la Divina Madre por la necesidad más apremiante. Por medio de Ella puede uno pedir al Logos; Ella intercede ante el Logos, pide con uno, suplica para uno. Ella tiene gran poder.
Uno le suplica a Ella, a la Divina Madre, que interceda por uno ante el Tercer Logos (Espíritu Santo) y que le suplique al Logos la curación, el despertar de la conciencia, el despertar de tal o cual chakra, etc.
Cada posición es diferente y significa intensificar la oración, la súplica, el ruego. En estas prácticas de meditación, concentración y súplicas bien puede uno pedirle a su Divina Madre Kundalini que Ella, por su propia cuenta, invoque a su Divino Esposo, al Divino Tercer Logos, Sacratísimo Espíritu Santo. Bien sabemos que el Esposo de la Madre Divina es el Espíritu Santo.
Hay que rogarle, suplicarle intensamente a la Madre Divina, para que Ella suplique y ruegue a su Divino Esposo que nos cure, nos aliente de cualquier enfermedad o dolencia que nos aqueje. Entonces Ella se concentrará en el Logos, su Esposo, el Archi Hierofante o Archimago, como se le llama, para que venga y sane tal o cual órgano enfermo que nos impida dar rendimiento.
En esos momentos debe uno identificarse con el Logos, con el Espíritu Santo y en forma tremenda, imperiosa, ordenarle al órgano que está enfermo, diciéndole:
¡SANA! ¡SANA! ¡SANA!
¡TRABAJA! ¡TRABAJA! ¡TRABAJA!
Hay que hablarle a ese órgano con fe verdadera, con energía, con valor, pues tiene que sanar forzosamente. Hay que concentrarse decididamente en cada célula del órgano enfermo, en cada molécula, en cada átomo, en cada electrón del órgano enfermo, ordenándole que trabaje, ¡que se sane!, ¡que se cure! y profundamente concentrado en el Logos, plenamente identificado con el Espíritu Santo, que en esos momentos está haciendo la curación, sanando el órgano enfermo. Así ese órgano tendrá que sanar, tendrá que curarse, eso es obvio.
Así pues, es aconsejable que cada quien aprenda a curarse por sí mismo. Mediante la fuerza del Espíritu Santo uno puede llegar a curarse a sí mismo, a sanarse de cualquier enfermedad. Eso de andar enfermo es muy triste, muy doloroso y el que anda en la senda no tiene por qué estar enfermo.
Con estos ejercicios, pues, se desarrollan los chakras y por otra parte se sana el organismo. Hay chakras importantísimos, está el occipital, por ejemplo, que es una puerta por donde entran fuerzas. al organismo; el frontal es otra puerta por donde las fuerzas vitales penetran - al organismo cuando se desarrollan los chakras. El laríngeo que, como ya dije, tiene íntima relación con el prostático, que es el del sexo; estos dos chakras son importantes para la salud del organismo. Está el chakra del hígado que, como se sabe, es un verdadero laboratorio; hay que desarrollarlo para que el hígado trabaje correctamente, porque cuando el hígado trabaja bien, el organismo marcha muy bien.
La Divina Madre Kundalini es el objeto central de toda sadhana. Cuando uno está haciendo estas prácticas, está en perfecta concentración, en oración, suplicándole, rogándole a la Divina Madre por la necesidad más apremiante. Por medio de Ella puede uno pedir al Logos; Ella intercede ante el Logos, pide con uno, suplica para uno. Ella tiene gran poder.
Uno le suplica a Ella, a la Divina Madre, que interceda por uno ante el Tercer Logos (Espíritu Santo) y que le suplique al Logos la curación, el despertar de la conciencia, el despertar de tal o cual chakra, etc.
Cada posición es diferente y significa intensificar la oración, la súplica, el ruego. En estas prácticas de meditación, concentración y súplicas bien puede uno pedirle a su Divina Madre Kundalini que Ella, por su propia cuenta, invoque a su Divino Esposo, al Divino Tercer Logos, Sacratísimo Espíritu Santo. Bien sabemos que el Esposo de la Madre Divina es el Espíritu Santo.
Hay que rogarle, suplicarle intensamente a la Madre Divina, para que Ella suplique y ruegue a su Divino Esposo que nos cure, nos aliente de cualquier enfermedad o dolencia que nos aqueje. Entonces Ella se concentrará en el Logos, su Esposo, el Archi Hierofante o Archimago, como se le llama, para que venga y sane tal o cual órgano enfermo que nos impida dar rendimiento.
En esos momentos debe uno identificarse con el Logos, con el Espíritu Santo y en forma tremenda, imperiosa, ordenarle al órgano que está enfermo, diciéndole:
¡SANA! ¡SANA! ¡SANA!
¡TRABAJA! ¡TRABAJA! ¡TRABAJA!
Hay que hablarle a ese órgano con fe verdadera, con energía, con valor, pues tiene que sanar forzosamente. Hay que concentrarse decididamente en cada célula del órgano enfermo, en cada molécula, en cada átomo, en cada electrón del órgano enfermo, ordenándole que trabaje, ¡que se sane!, ¡que se cure! y profundamente concentrado en el Logos, plenamente identificado con el Espíritu Santo, que en esos momentos está haciendo la curación, sanando el órgano enfermo. Así ese órgano tendrá que sanar, tendrá que curarse, eso es obvio.
Así pues, es aconsejable que cada quien aprenda a curarse por sí mismo. Mediante la fuerza del Espíritu Santo uno puede llegar a curarse a sí mismo, a sanarse de cualquier enfermedad. Eso de andar enfermo es muy triste, muy doloroso y el que anda en la senda no tiene por qué estar enfermo.
Con estos ejercicios, pues, se desarrollan los chakras y por otra parte se sana el organismo. Hay chakras importantísimos, está el occipital, por ejemplo, que es una puerta por donde entran fuerzas. al organismo; el frontal es otra puerta por donde las fuerzas vitales penetran - al organismo cuando se desarrollan los chakras. El laríngeo que, como ya dije, tiene íntima relación con el prostático, que es el del sexo; estos dos chakras son importantes para la salud del organismo. Está el chakra del hígado que, como se sabe, es un verdadero laboratorio; hay que desarrollarlo para que el hígado trabaje correctamente, porque cuando el hígado trabaja bien, el organismo marcha muy bien.